viernes, 20 de abril de 2007

Carta a mí misma para envejecer

-A mis viejis-

Lo único que pido, si es que es posible pedir algo a mi yo futuro, es nunca, bajo ninguna circunstancia, ser una viejita egomaniática y parlanchinamente insoportable.

Porque aunque ambas cualidades son envidiables, la combinación podría ser letal, para cualquier individuo que osara cruzar palabra conmigo.

Vaya, todos conocemos viejillos así, en una edad tal en que la lucidez no es mucha, el vigor escaso y la soledad agobia. Tal vez, esta última sea la causa principal de la desesperada necesidad de ser escuchado, no importando quien ni cuando, y mucho menos si lo que tuviera que decir sea, ya no digamos relevante, o entretenido, simplemente algo que no duerma a mi futuro interlocutor.

Por favor, yo del futuro, no lo hagas nunca. No mates nunca a nadie de sopor...Aunque pensándolo bien, si tuviera que escoger una de las dos "cualidades", definitivamente escogería ser parlanchinamente insoportable. A eso le podría añadir gracia, carisma o bondad, que con los años pueda cultivar o mínimo no echar tanto a perder. Pero con la egomanía a niveles inmanejables, es otro cantar.

Ante la perspectiva de los años vividos, seguramente las cosas toman matices diferentes. Uno crea su propia versión de la vida disfrutada (o sufrida), su director cut de los logros obtenidos. Ah! si es que llegase a obtener mundanos logros o 10 gramos de fama, que esto no me nuble la perspectiva de mi persona y mucho menos me haga exigir de los demás un trato deferente. Si lo tengo, que sea espontáneo, ganado a pulso, por méritos substanciales como un buen corazón, paz en la mirada o tocar el alma de la gente. No por haber cosechado glorias pasajeras y demandar ese dulce veneno de veneración a mi senil persona. Quisiera inspirar respeto y armonía. Lo demás puede sobrar.

Si vivo bien, si tengo éxito profesional, si soy una compositora fenómeno del narcocorrido o aporto algo al campo de la etología en los guajolotes, es algo que deberé disfrutar al máximo y en el momento, viviéndolo en el presente. Para que cuando llegue a vieja, no duerma inocentes con mis historias de cuándo y cómo compuse "Felipillo tan pillo huyó a Jojutla", o peor aún, me ofenda terriblemente si alguien olvida lo importante que soy y no me invite a la Comida Anual de Investigadores del fenómeno Reggaeton en el siglo XXI.

Yo de verdad no comprendo si muchos "adultos en plenitud" han perdido toda capacidad de auto observación. O no la tuvieron nunca, y simplemente la vejez regó la planta del ego. Creo que sí tenían una poca y la fueron desgastando con el tiempo, y el sabelotodo se ha apoderado de ellos. Y entra la lástima y el temor o reflejo a futuro de los demás en este juego. No quiero jamás que personas condescendientes soporten a la "pobre viejita achacosa" o me hagan caravanas por un genial tema de telenovela que escribí por inspiración divina. No, no, no por favor.

Solo pregunto; ¿Por qué conozco tan pocas personas de la tercera edad que inspiren genuino respeto y armonía a su paso? Que sean realmente admirados por su calidad humana y sean requeridos y tomados en cuenta, no vistos como una carga, una inversión o simplemente como terror somnífero.

Tendré que cultivar el buen corazón y lucidez, pues sé que es posible llegar elegantemente a viejo. Conozco ejemplos cercanos, vívidos, cuasi míticos y admirables. Que no sólo inspiran respeto y armonía, sino una profunda admiración y hasta envidia de su gran vitalidad y claridad mental. Pero son muy pocos.

Prométeme, que harás lo posible por llegar lúcida y de buen corazón a vieja. Es una meta asequible.

Ya el asunto de ser el alma de la fiesta, tener 20 gatos, haber viajado por todo el mundo o descubrir algo nuevo bajo el sol, se dará con tu esfuerzo y pasión por la vida, que nunca deberás perder. Pero recuerda, inspira, de joven, pero más de vieja, inspira.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo quiero ser viejita de pelo morado!!!

Sublime Creatividad by Xuliana De Anda dijo...

ya el alma es vieja, solo hay que sincronizarnos con ella y ella con nosotros. jejeje

Anónimo dijo...

Así es, son cosas que debemos recordar y no dejarnos llevar por el falso empujón del tiempo, llegar concientes, felices y que eso se comparta facilmente a los demás. Linda reflexión